El Guánami
El
Guánami es un animal curiosísimo. Tiene cara de cobayo, cuerpo de conejo y cola
de perro. Es de color crema y es muy antisocial, por eso vive en las montañas.
Tienen el pelo muy desarrollado para resistir fuertes vientos y nieve que cae
de las montañas en donde vive. Si los Guánami se sienten atacados, tiran un apestosísimo olor de su boca para que los animales salgan
corriendo y si sus enemigos no se van, sus poderosos dientes van clavados
directamente al cuello del animal.
Era
un día de invierno como cualquier otro. Yo estaba recostado en mi sofá durmiendo
una larguísima siesta. De repente, tres golpes en la puerta interrumpieron mi
profundo sueño de invierno. Salté sorpresivamente de mi sofá y corrí a atender
la puerta. Había una canasta con una frazada blanca y una nota en la que decía :”
cuídalo bien”.
Después
de leer esa nota abrí la canasta y vi a un Guánami. Yo sabía que era muy
antisocial pero me arriesgue a criarlo y cuidarlo. Lo llevé a una jaula con agua,
pasto y restos de carne, ya que no sabía si era herbívoro o carnívoro. Pasó media
hora y el Guánami se había quedado en el mismo lugar en el que lo había dejado.
Ya estaba anocheciendo por eso dejé al Guánami solo y me fui a recostar.
Al
día siguiente, decidí darle compañía así que le dejé mi cobayo. El Guánami seguía
sin reaccionar y así pasaron las horas y volvió a anochecer. Los dejé a los dos juntos y me fui a descansar.
Se
hizo de día y me sorprendí al ver que estaba mi cobayo con un olor apestoso y
con dos dientes clavados en el cuello, la jaula tenía un agujero con la forma
de un Guánami y también estaba rota la ventana. Entonces, me di cuenta de que
el Guánami había escapado.
Aprendí
la lección. Nunca experimentes con un animal que sabes que es antisocial como
lo hice yo. Fin!