domingo, 10 de abril de 2016

¿Qué ideas nos ayudarían a pensar mejor?
¿Qué ideas nos ayudarían a pensar mejor? Esta pregunta invadió las mentes de pensadores, médicos, matemáticos, científicos, quienes intentaron formular una respuesta a este interrogante que, seguramente, muchas personas  se  habrán preguntado alguna vez. Aquí vamos a presentar algunas de las respuestas.
Federico Kukso, un periodista científico, expresa que las herramientas (actualmente, internet, celulares, televisiones, ordenadores entre otras muchas) nos dominan. Solemos pensar que nosotros tenemos el mando de ellas pero no es así siempre. Cada herramienta, según la época, nos  impone una concepción del mundo y determina nuestra forma de pensar. Por ejemplo, cuando se inventó la  imprenta, la mayoría de las personas empezaron a leer en forma lineal, de izquierda  a derecha, y esto enseñó a los humanos a usar un formato ordenado  y a aprender a manejarse así.
Kukso también dice que  además de tener una caja de herramientas,  cada uno de nosotros posee una caja de herramientas mental. Cada época tiene las suyas. Pero, entonces, ¿cómo éstas nos ayudarían a aprender mejor? Tendríamos que utilizarlas, pero no ser dominados por ellas, ser conscientes. Ser capaces de poder pensar: si internet nos falla alguna vez,  podemos hablar cara a cara  con alguien sin utilizar el celular…
Douglas Ruskroff propone algo parecido pero en el ámbito de la comunicación: Pensamos que los medios de  comunicación son neutrales  y que somos capaces de utilizarlos a gusto y necesidad propia. Sin embargo, las tecnologías que usamos nos hacen incapaces de  desarrollar cualquier tipo de control sobre ellas. Por ejemplo, los IPads nos empujan a comprar aplicaciones en vez de crearlas. Según él, tenemos que ser conscientes de que los medios de comunicación expresan algo que es de su interés y  así, poder crear un argumento, hipótesis, discurso propio y no repetir sin pensar. Poder ser capaces de elegir entre lo que nos gusta y lo que no, qué nos es útil y qué no, y no ser dominado por ellos. Esto nos ayudaría a pensar mejor.
Por otra parte, Matt Ridley y Clifford Pickover expresan ideas que se asemejan; ser brillante, inteligente, sacarse  notas sobresalientes en la facultad, no es la clave del éxito. Nosotros tendemos a pensar eso porque admiramos al inteligente, pero estamos teniendo una realidad equivocada. La razón por la cual el ser humano predomina  sobre las demás especias es por la inteligencia colectiva y el trabajo colaborativo. Cuando se realiza un descubrimiento científico, por lo general, se realiza por un grupo de personas.  Un solo hombre, por más brillante que  sea,  no puede superar el cerebro colectivo.
También, Clifford aporta a esta teoría, ¿Cómo es que varios adelantos científicos ocurren en dos lugares totalmente distintos al mismo tiempo? A  medida que el humano evoluciona, van aumentando las necesidades de objetos nuevos e innovadores, y además el hombre investiga y va adquiriendo conocimiento. Esto hace que se lleguen a realizar ciertos descubrimientos al mismo tiempo. Entender que la persona más inteligente no es rival para el cerebro colectivo, nos ayudaría a aprender mejor y, si esto se enseñara en los  colegios, se perdería menos tiempo en un futuro.
Kevin Kelly  y Roger Schank escriben ideas muy parecidas entre ellos; como que no debemos evitar equivocarnos, mas bien, debemos aprender que fracasar es parte de la enseñanza, es experimentar cosas nuevas que quizas,  dará frutos en un futuro si uno aprende la  lección y pule ese fracaso hasta convertirlo en éxito. En la actualidad está muy establecido que fracasar y cometer errores no es una virtud si no que, por el contrario, conducirá a la desgracia, y por ende, esto causa miedo a experimentar. Si un alumno se lleva una materia a diciembre es un fracasado y no le va bien en el colegio. Esto no debemos verlo así. El alumno, en realidad, está recibiendo una segunda oportunidad  de demostrar que aprendió de sus errores. Experimentar no es solo un concepto que utilizan los científicos. Nos encontramos en constante experimentación; desde bebés hasta ancianos, y para llegar a una hipótesis, tenemos que haber comprobado distintas teorías y haber fracasado antes. Un Niño de tres años de edad no nace sabiendo que el enchufe da corriente, sino que este introduce los dedos para saberlo. Aceptar el fracaso como una virtud, nos ayudaría a aprender mejor ya que nos animaríamos a experimentar y a descubrir cosa nuevas.
 El escritor Nicholas Carr cuenta que nuestro cerebro es capaz de retener siete piezas de información al mismo tiempo. Cuando estas piezas o cargas cognitivas se exceden, la  información se desvanece y se forman las famosas “lagunas mentales” ocasionando que no podamos “archivarlas” en nuestra carpeta de memoria a largo plazo y así convertirla en conocimiento. Si sobrecargamos  nuestra memoria, tendemos a distraernos más y nuestra capacidad de comprender y procesar la  información recibida se degrada.
¿Cómo esto nos ayudaría a pensar mejor? Cuando aprendamos que nuestra memoria es frágil, seremos capaces de administrar mejor la información que recibimos.
Don Tappscot agrega que el cerebro es maleable. Podríamos utilizar principios del diseño para moldear nuestro cerebro, diseñar cómo pensamos y recordamos. Un taxista de treinta años de edad recuerda mas las calles que los que no lo son. Esto es porque el taxista entrena su mente para uso de su trabajo que es, conducir a personas a sus destinos. Entonces, ¿por qué no hacerlo para mejorar nuestra memoria?

Por último,pero no menos importante, Samuel Barondes  explica que el ser humano es único e idéntico a otros a la vez. Somos iguales porque todos nacemos de la unión de un ovulo y un espermatozoide y nos hospedamos en las entrañas de nuestras madres. Somos distintos unos  entre otros también, vivimos con una familia, en una determinada  vivienda, en un determinado país con una determinada cultura. Cada  uno tenemos una visión de la  realidad distinta.
Esta visión dual de nosotros está tan bien establecida que parece obvia, pero merece ser tenida en cuenta porque aceptar esto,  puede ayudarnos en nuestra vida cotidiana y educativa. Por ejemplo una persona que sabe mucho de arte puede ayudar a otra que sepa menos y esta le puede ofrecer sus conocimientos de geografía a cambio.

En síntesis, teniendo en cuenta estas explicaciones, podríamos mejorar mucho nuestra calidad de vida y la de los demás. Sólo hace falta poner en práctica estas teorías y no tener miedo a una revolución cognitiva, poder ser capaces de aceptarla ya que en un futuro esto puede brindar frutos. El ser humano es curioso por naturaleza, y además, como innovar y crear cosas nuevas está en nuestra sangre, sería una práctica  novedosa y útil enseñar estas en las casas y en las instituciones.

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